Desde hace ya mucho tiempo, los vampiros han despertado en mí una profunda curiosidad. En esta ocasión, he decidido leer un poco sobre el tema, y postear la información más relevante que he encontrado. Fundamentalmente me he centrado en el archiconocido Vlad el Empalador, más conocido como Conde Drácula.
Claro que, además de la wikipedia, que está muy bien, no está de más leer algunas cosas interesantes sobre estas criaturas oscuras en la página de Claire Redfield.
Del mismo modo, también me ha resultado interesante la visita a la página del Heraldo de Caín.
Este tema, desde siempre, ha cautivado a personalidades de la literatura, y son numerosos los actores que han llevado a la gran pantalla a seres vampíricos de todo tipo.
Sin duda alguna, Bram Stroker, le ha dado una fama añadida a Vlad Tepes el Empalador, y en la página de Mundoparapsicologico.com, se habla sobre él en profundidad.
Quizás uno de los mitos más grandes, se encuentren en Transilvania, en el famoso Castillo de Bran, en el que se inspiró el famoso escritor, para dar cabida a la guarida del señor de los vampiros. (Aunque en realidad se cree que sólo pasó allí dos noches). Podéis ver más fotos en la página oficial del Castillo de Bran. Hay mil historias que seguro que se pueden contar sobre este lugar, pero a mi me ha hecho gracia esta noticia.
Y por el contrario, una de las grandes desconocidas, fué la amante de Drácula:
Ersebeth Bathlory. Cuya vida, fue una mezcla de vanidad, sadismo, magia negra, torturas y muerte. (Está en inglés, pero merece la pena leerlo).
Una gran fuente de información, la podemos encontrar (en inglés), en la página de
Angelfire, y como algo a tener en cuenta en nuestros viajes, os propongo, para terminar, una visita al
Museo de los Vampiros, en París.
Bueno, espero haberos enganchado, aunque sea sólo un poquito, con esta nueva entrada. Me ha servido, además de para postear algo nuevo, para romper con la rutina del blog, basada hasta ahora en simples videos del tutubo y cosas por el estilo.
Si lees este post, te agradecería que me dejaras un comentario, aunque sea sólo para decir que lo has leído. De lo contrario,
tendré que morderte.